lunes, 3 de febrero de 2014

AYER Y HOY: LA FIESTA DE SAN VALENTÍN

El significado de las fiestas en la actualidad no es el mismo. A continuación aludiremos a algunos ejemplos de cómo ciertas festividades se transformaron en "máquinas productoras de dinero y carentes del sentido original".

Tal es el ejemplo de la fiesta de San Valentín o Día de los Enamorados. Ampliamente difundida en Estados Unidos, y gracias a la globalización y al comercio, golpeando las puertas de nuestro país.

Estamos en una de esas fiestas en las que el comercio y el consumo agudizan sus ingenios para publicitar y vender sus productos. Poco tiene que ver con el sacerdote y mártir romano.

Valentín vivió en el siglo III. Era sacerdote y había convertido a gran número de personas a la fe cristiana, lo que llegó a los oídos del emperador Claudio II, el Gótico, que lo hizo aprender. Como Valentín, a pesar de las promesas del emperador, no accedió a venerar a los dioses romanos y renegar de su fe, fue entregado al prefecto Calpurnio, el cual lo puso bajo la custodia de su teniente Asterio, quien lo condujo a su casa. Al llegar, Valentín invocó a Jesucristo, luz de las naciones; al escuchar esta invocación, Asterio, que tenía una hija ciega, le rogó que la sanara; así lo hizo el santo, por lo que toda la familia de su carcelero se convirtió a la fe de Jesús, sufriendo como consecuencia todos ellos el martirio.

En cuanto a Valentín, después de ser repetida y ferozmente apaleado, fue degollado el 14 de febrero del año 27O.

Existe otra versión que cuenta que Claudio II había promulgado un edicto por el que prohibía contraer matrimonio a los soldados jóvenes para que así, libres de ataduras, pudiesen dedicarse plenamente al arte de la guerra. Contraviniendo la orden, Valentín casaba en secreto a todas las parejas que acudían a él. Enterado el emperador, mandó apresarlo y decapitarlo.

Su fiesta se celebra el día 14 de febrero. En la iconografía se le representa vestido de sacerdote con una espada atravesada en su pecho o con un sol de luz en su mano derecha. El mártir fue popular en toda la Europa de la Edad Media gracias a los benedictinos que servían su basílica en Terni o en la vía Flaminia de Roma.

Su relación con los enamorados se establece gracias a la coincidencia de su fiesta con la mitad de febrero. En el siglo XV nació en Roma la versión mediterránea de la fiesta de San Valentín, que se conoció como fiesta de los enamorados o fiesta de los jóvenes. Durante su celebración se hacía entrega de su dote a los novios.

Se celebró con mayor fuerza en Inglaterra. En la misma se tuvo en cuenta que la fecha de San Valentín cae de hecho en un período del año en el que la naturaleza da muestras de despertarse del largo letargo invernal; el sol comienza a calentar la tierra haciendo florecer las primeras violetas y la flor del almendro. Como consecuencia, San Valentín se convirtió en el santo que anuncia la primavera. En la misma Inglaterra se decía que el 14 de febrero los pajaritos comienzan a emparejarse. Por San Valentino la alondra hace el nido. Nació así también el dicho de que por San Valentín cada valentino elige su valentina. Paso a paso se convirtió el santo en patrono de los enamorados, que acostumbraban a cruzarse mutuamente unos papelitos tierna y delicadamente escritos, llamados valentinos, y que se hallan documentados en Inglaterra ya en el siglo XV.

Sucesivamente emigró la fiesta y su celebración a Estados Unidos, de donde retornó tan transformada que los enamorados no se contentan con intercambiarse una flor o el simpático y romántico valentino. Hoy se espera el regalo costoso como costumbre establecida por ciertas industrias para aumentar el consumo e incrementar su producción.

Se ha pasado de la conmemoración de un mártir de la fe a la exaltación de la fiebre consumista.

Son varios los sectores comerciales que se reparten el pastel monetario, cuyas porciones recaen en una serie de fechas creadas especialmente por intensas campañas publicitarias.

La industria del regalo se encuentra en buen estado. Y la prueba de ello es que, la semana del 14 de febrero, la actividad comercial se altera por un fenómeno capaz de reactivar el consumo: el Día de los Enamorados.

Desde hace algunos años, el 14 de febrero, la festividad de San Valentín se ha convertido en un día señalado en el calendario de los comerciantes que engrosan la industria del regalo. Aunque se trata de un solo día, laborable o festivo, la campaña de San Valentín suele abarcar los siete días precedentes a la festividad del santo. Ningún establecimiento, cuyos productos sean susceptibles de ser regalados, escapa a la tentación de colgar corazones rojos en sus escaparates, mientras que las grandes superficies comerciales invierten cantidades millonarias en campañas de marketing.

Según un estudio realizado en España, por la Fundación Ciudadano, el precio de algunos artículos puede crecer hasta un 75% en el Día de los Enamorados. Este es el caso de las flores. Según la leyenda, San Valentín solía regalar flores a las parejas de jóvenes enamorados. Hoy en día, seguir las costumbres del santo repercute, sobre todo, en el bolsillo. Para las floristerías, esta campaña dura poco más de tres días, en los que la venta de flores puede incrementarse en más de un 1.500% sobre su venta habitual. La gran demanda repercute, a su vez, en el aumento de los precios que puede oscilar entre el 37 y el 75% de su costo normal.

Junto a las floristerías, estos tres sectores también aprovechan el tirón de San Valentín. Tanto el perfume como los colgantes de oro en forma de corazón son ya regalos clásicos del Día de los Enamorados. Pero el incremento de ventas en estos sectores no es tan pronunciado como en la floristería. Quien elige estos regalos lo hace con más anticipación y goza con la ventaja de comprar los artículos a su precio habitual, ya que, en estos casos, el coste suele venir definido desde la fábrica.

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